4° Grado B - Prácticas
del Lenguaje
9/11 al 16/11
Ya vimos “El hijo del elefante”, ahora veremos “El árbol más alto” y nos quedara para después el último cuento. La seño Cecilia de Biblioteca, preparó el video donde nos cuenta “El árbol más alto” de Gustavo Roldán, también se los acercamos escrito.
EL ARBOL MÁS ALTO
El coatí cachorro se despertó contento, se estiró
para un lado y para el otro, y pensó que la mañana estaba muy linda para
arruinarla lavándose la cara. Total, mientras uno duerme no se ensucia y
entonces qué sentido tenía, y listo.
Dio dos pasos para atrás tomando impulso, miró
hacia el árbol más alto y corrió y corrió y trepó por el tronco hasta llegar a
la punta.
Ahí, en la última rama, era como estar cerquita del
cielo.
- Si ese árbol fuera un poquito más grande – pensó
– podría tocar alguna nube.
Siempre le pasaba lo mismo. Y cada mañana trepaba a un árbol más alto, pero del
cielo, nada.
- Bueno- se dijo- , ya que estoy aquí voy a aprovechar para mirar lejos.
Eso también hacia todas las mañanas, miraba lejos. Y estaba contento mirando lejos y descubriendo mundos.
En esos días
las cosas andaban bien para el pequeño coatí. Tenía árboles para trepar, mucho
mundo para descubrir y una mamá y un papá coatí que eran casi los mejores. Le
costaba un poco enseñarles cómo deben ser una mamá y un papá, pero aprendían
rápido. Un poquito más y podrían ser los mejores del mundo.
Pero lo que no había forma de hacerles entender era
que la vida puede ser muy aburrida si uno no trepa a los árboles.
Creían que subir a los árboles era sólo subir a los
árboles. Les costaba entender que llegar a la punta de la rama más alta era
eso, si, pero también un montón de cosas más.
- Si, si –decía el coatí papá- Pero ¿Qué otra cosa?
- Uf – decía el
coaticito, molesto porque su papá no entendía- , es como comer una naranja muy
dulce cuando uno tiene sed.
- Ah! -decía el papá poniendo cara de “ahora
sí”, pero después preguntaba –, ¿y entonces por qué no te comés una naranja?
- Claro – decía la mamá- . Ya traigo una naranja
para cada uno.
- No, yo no quiero – decía el coaticito, y se
trepaba corriendo a la punta del árbol.
- ¡Ay con este chico! – decía la mamá - ¡Ahora
resulta que no le gustan las naranjas!
- Bueno, bueno –decía el papá- yo me como las dos y listo.
Aquel era un día para ser saboreado. Era un día
para sentir el olor de cada pastito y de cada hoja y el sabor del viento, y el
sabor del sol que se quedaba entibiando las hojas de los árboles.
El coaticito subía y bajaba y volvía a subir, y
saltaba de rama en rama y de un árbol a otro,
raspándose los brazos y arañándose las orejas con las espinas, y golpeándose en
cada salto mal calculado. Y en cada golpe y en cada arañazo sentía un poco de
dolor y una cosa que no podía nombrar, pero le corría por todo el cuerpo y
estaba contento.
- ¡Coaticito! –llamó el papá- ¡Es
hora de bajar! lejos en la punta de un
árbol- contestó.
-¡Coaticito! –llamó la mamá – ¡La
comida está lista!
-Un día para saborear el sol- contestó.
-¡Coaticito! - gritaron los dos -¡Te vas a
quedar sin postre!
-El viento tiene olor a naranjas.
-¡¡Coaticito!!!
- Un día para descubrir que uno tiene manos y
ojos y nariz.
Y entonces el papá coatí se quedó pensando un
momento, y haciendo un además como quien se saca algo de encima, comenzó a
correr y se trepó a la rama más alta, y tenía los ojos brillantes, y saltó de
un árbol a otro y otro y otro.
Y la mamá quiso decir “pero
ustedes están locos”, pero sólo dijo “pero ustedes...” y también corrió y trepó
a la rama más alta, y no era más una mamá muy mamá que no trepaba a los
árboles, sino una mamá que subía y subía cada vez más.
Cuando bajaron, mucho después, no
dijeron nada. Se miraron y era como si hubieran dicho muchas cosas, porque cada
uno sabía lo que sentía el otro, y entonces las palabras eran como cáscaras
vacías.
- Ahora sí me parece que tengo ganas de comer
una naranja – dijo el coaticito.
- Y yo, y yo – dijeron los papás.
- Esta y ésta y ésta – dijo el papá separando
tres naranjas -. Me parece que son las que tiene un poco más de gusto a sol.
FIN
4)
completar
5) El coatí trataba de explicarles a sus padres por qué era divertido trepar a los árboles, pero ellos no entendían ¿Lograron comprenderlo finalmente?
6)
¿Qué sensación tuvo el papá del coatí cuando subió al árbol? ¿Y la mamá?
¿Por qué?
7)
¿A qué se refiere el narrador cuando dice ‘’Cuando bajaron, mucho
después, no dijeron nada… y entonces las palabras eran como cáscaras vacías’’?
8)
¿Saben que es un Coati? Explicarlo o buscar en el diccionario y
dibujarlo.
9)
Tomar 2 momentos del cuento y hacer 1 viñeta, para cada uno, que represente
la situación relatada. No se olviden de pintarlas.
10)
Para ustedes, ¿’’El árbol más alto’’ tiene un final triste o feliz? ¿Por
qué?
Bueno, chicas y chicos. Esperamos que
se hayan imaginado un muy lindo cuento al leerlo. Con muchos y coloridos
paisajes.
Nos encontramos en la próxima tarea.
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