¡¡Hola familia, chicos y chicas de 7° A Y 7°B!!
Espero que se encuentren todos bien juntos a sus seres queridos.
Les dejo las actividades de Prácticas del lenguaje.
Saludos.
Seño: Mariela
TRABAJO N° 10 DE PRÁCTICAS DEL LENGUAJE.
Historias de fantasmas,
espantos y aparecidos
Esta semana vamos a iniciar un recorrido de lectura de
cuentos de fantasmas, espantos y aparecidos, personajes misteriosos que están
presentes en los relatos de todas las culturas, desde siempre. Pero ¿por qué?
¿Cuál es la causa por la que la literatura ha creado estos relatos? ¿Por qué
estas historias que empezaron a transmitirse oralmente hoy están presentes hasta
en la televisión? En el prólogo de De espantos y aparecidos. Antología de
cuentos populares argentinos, se plantea una idea sobre eso: “Los relatos con
fantasmas son universales. Esto quiere decir que todas las culturas los han
creado y los han transmitido, porque reflejan una cuestión central para la
gente: qué hay más allá de la vida”. En las actividades que siguen, les
proponemos conocer algunas de estas historias: unas ambientadas en espacios
rurales y otras en la mismísima Ciudad de Buenos Aires. También vamos a
compartir algunos relatos de miedo que seguramente ustedes ya conocen. Pasen y
lean (¡sin asustarse!).
ACTIVIDADES
1. A leer sin miedo
Leé “El jinete del Portezuelo”, un cuento popular Argentino que se ha transmitido de boca en boca durante mucho tiempo.
El
jinete del Portezuelo
—¡Ay, mamita! No
sabés lo que vi.
—No, no sé. Mirá, Clara, vos venís siempre con historias
raras, así que ni me imagino qué viste esta vez.
La madre se la quedó
mirando, mientras dejaba de cortar las papas para la tortilla que pensaba
hacer para la cena.
—Vi… vi algo allí en la curva del camino, donde arranca
el monte, yendo para el cerro del Portezuelo…
—Aah, entre los pinos —le dijo
la madre.
—Sí, ahí, era un hombre a caballo, pero parecía una sombra, se veía
todo negro, ¿viste? Y había viento y se escuchaban gritos o algo así, ¿vos no
escuchaste nada?
—No, no escuché nada.
—¡No puede ser! Las ramas se movían y
el caballo relinchó, el hombre gritaba; reculó y salieron disparados para el
cerro.
—Mirá, nena, en una noche sin luna, una se puede confundir, se ven
sombras, algún pájaro que chilla acomodándose en una rama o un perro, qué sé
yo… Tendrías que haber llevado la linterna y listo. Ya estás grande, tenés 15
años y seguís asustándote de cualquier sombra. Lo que quiero saber es si
conseguiste los huevos para la tortilla, tenías que ir a lo de los García a
pedir seis y traerlos.
—Después de lo que vi, vine corriendo a casa, me dio
miedo; no me pidas que vaya porque no salgo más.
La madre soltó el cuchillo,
agarró la linterna y, mientras iba a casa de los vecinos, pensaba en que las
excusas de su hija para no hacer lo que le pedía eran cada vez más extrañas y
traídas de los pelos.
Al otro día, los compañeros de Clara escucharon su
historia y también le hablaron de la oscuridad y de lo fácil que es ver lo
que no está en la noche, pero Clara insistía, hasta que finalmente la dejaron
sola, cansados de escucharla.
Después fueron público involuntario de su
relato los docentes, los vecinos y los clientes del almacén que quedaba al
costado de la ruta. Todos insistían en que había sido un engaño de la noche,
que en realidad no había pasado nada… Pero Clara sabía lo que había visto.
También sabía que en el pueblo no iban a creerle y que ya estaban mirándola
con un poco de pena, así que no habló más.
Pasaron unas semanas y la chica ya
pensaba que efectivamente su imaginación le había jugado una mala pasada, así
que esa noche bajó la linterna del estante de la cocina y decidió ir a lo de
Marita, su amiga. Justo cuando pasaba por la puerta del almacén, alguien le
chistó. Era un hombre sentado al costado de la puerta del negocio, que le
dijo: —Te estuve buscando. Quería decirte que yo te creo, porque sé lo que
viste.
Clara se acercó despacio y le pareció reconocerlo de haberlo cruzado
varias veces en la plaza.
Más tranquila le preguntó:
—¿Y qué fue lo que vi?
—Te explico:
En las sierras del Portezuelo se ve siempre un jinete que anda
montao en un caballo negro y muy brioso. Este hombre anda siempre al galope.
El jinete sale de la cumbre y galopa hasta el mismo paso, hasta el
Portezuelo, y se vuelve. Y así anda mucho tiempo al galope subiendo y
bajando. Dicen que casi siempre grita y grita. No se sabe si dice algo, pero
sus gritos son parecidos a los gruñidos del cerdo y se oyen desde muy lejos.
Cuando sale este jinete, corre un viento muy fuerte en el valle y seguro que
llueve.
—Es lo que vi esa noche, estaba segura… Pero, si se ve siempre, ¿por
qué nadie me cree y todos me aconsejan olvidar lo que vi?
—le preguntó Clara.
—Lo que pasa es que la gente elige no ver esas cosas, y si las ven, se hacen
los olvidadizos o hacen que no entienden bien. Se dicen para adentro: por ahí
fue el viento o un bicho, la oscuridad o la luz de la luna.
—Pero ¿por qué…?
Es más fácil aceptarlo y no hacerme pasar por loca.
—Es que si lo aceptan,
tienen que preguntarse quién o qué es el jinete…
—Para mí, es un fantasma,
¿no? Algo que aparece para asustar, un aparecido, como dicen los paisanos.
—¡Ey, Clara! ¿Con quién estás hablando? Clara se dio vuelta para ver a un
grupo de sus amigos que la señalaban, se reían y se daban codazos entre
ellos. Asombrada, se volvió para señalar al hombre con el que estaba
hablando, pero no había nadie, no había nada.
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2.
¿Quién
sabe otra historia de miedo?
Luego de leer el cuento, si te
resulta posible, comentalo con alguien que viva con vos. ¿Quién es el “jinete”?
¿Y el “hombre” con el que habla Clara? ¿Por qué te parece que ella lo ve y sus
amigos no? ¿Alguna vez habías escuchado cuentos de aparecidos? ¿Cuáles? ¿Y
alguien de tu familia conoce estos relatos? Si conocen algunas historias, anotá
en tu carpeta quiénes son los personajes que las protagonizan, cómo son y qué
sucede en cada una (o en la que más te guste), y compartí esas notas conmigo por el medio del email, los voy a estar esperando muy ansiosa. Reservá esas notas
para utilizarlas más adelante.
¿Que te pareció el cuento? ¿Te gusto o no? ¿por que? ¿que parte más te gusto? ¿cual parte no?
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