La intención de declarar una día del año como Día de la Mujer surgió en los últimos años del siglo XIX, a través de distintos Congresos internacionales de mujeres, pero no se consiguió sino hasta avanzado el siglo XX.
El hecho más sobresaliente ocurrió en marzo de 1908, cuando un grupo de mujeres trabajadoras textiles que reclamaban por sus derechos laborales en una fábrica de Nueva York (EEUU), fueron encerradas en ella. La fábrica fue incendiada y ellas murieron quemadas. En esa época, la mayoría de las trabajadoras eran sometidas a la explotación en pésimas condiciones laborales.
El incendio de esa fábrica provocó grandes movilizaciones para reclamar por esas vidas y por los derechos de las mujeres trabajadoras de todo el planeta. Desde entonces, y hasta la declaración de la ONU en 1975 se sucedieron varios hechos significativos más, todos con el mismo propósito: lograr el reconocimiento a las mujeres y al género, exigir la igualdad de derechos para todas en todos los aspectos, condenar la discriminación, llamar a la acción para ampliar el apoyo y celebrar los logros alcanzados.
El Día Internacional de la Mujer es un buen momento para reflexionar sobre los avances logrados pero también para pensar cuánto nos falta para la igualdad de género y qué acciones, aunque parezcan pequeñas, podemos realizar en nuestras vidas diarias para mejorar las condiciones de las mujeres en particular y de la sociedad en conjunto.
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